domingo, 25 de mayo de 2008

ACTO DE FIRMA DE CONVENIOS BILATERALES, EN LA CIUDAD DE QUITO, DURANTE SU VISITA A LA REPÚBLICA DE ECUADOR


Firma de convenios con Ecuador !--


lunes, 21 de abril de 2008

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DE FIRMA DE CONVENIOS BILATERALES, EN LA CIUDAD DE QUITO, DURANTE SU VISITA A LA REPÚBLICA DE ECUADOR


Muy buenos días a todos y a todas.
Presidente: antes que nada quiero agradecerle el honor que me ha dispensando el gobierno y el pueblo del Ecuador con este Collar que tiene para nosotros, los argentinos, un doble valor. Primero, la demostración del afecto, de los lazos de amistad políticos e históricos que unen a ambos pueblos, pero además este Collar entregado por segunda vez a una mujer en toda la historia del Ecuador, reviste para nosotros los argentinos también un valor muy especial, porque ha sido otorgado solamente a dos mujeres. Yo he tenido el honor, el inmenso honor, tal vez el inmerecido honor de ser la segunda mujer y la primera fue María Eva Duarte de Perón. (APLAUSOS) Hay cosas que constituyen verdaderos golpes al corazón y este es uno de ellos.
En el día de hoy, Presidente, creo que estamos inaugurando una nueva forma de relacionarnos aquí en América latina. Hoy descubríamos la que va a ser la piedra basal, la piedra fundamental de la obra hidroeléctrica más grande de aquí del Ecuador, que además se hace a partir de la constitución que se produjo el 7 de febrero de este mismo año; no hace ni uno ni dos años, hace apenas unos meses, ENARSA y Termo-Pichincha, que son las dos entidades nacionales en materia energética, firmaron el acuerdo para llevar adelante esta obra en la que participan con tecnología, con construcción, importantes empresas de mi país, la República Argentina. Lo que recién acabamos de formalizar también, la entrega del proyecto de la Hidrovía del río Napo por el señor titular de la empresa Hidrovía, empresa que opera exitosísimamente en mi país, en el río Paraná, donde está el mayor puerto cerealero del mundo y que, Presidente, lo invito la próxima vez que venga a nuestro país a recorrerla para ver el grado de tecnología y eficiencia de punta que hoy la República Argentina tiene en materia de hidrovìa. De la misma manera, con la misma tecnología de punta de las turbinas que van a formar parte de este proyecto Coca Codo Sinclair, con la construcción también por parte de una importante empresa argentina y de otra que va a participar en el financiamiento de esta obra, que va a convertir tal vez a Ecuador en exportador nada más ni nada menos que de energía y alimentar casi dos veces el caudal de energía que hoy tienen.
Creo que es pasar de una diplomacia muchas veces meramente declarativa y gestual a una diplomacia y relacionamiento de construcción y de hechos, que es lo que necesitamos aquí en Latinoamérica.
Pero además creo que revela también un punto de inflexión, porque lo estamos haciendo entre latinoamericanos y para latinoamericanos; que no significa de ningún modo negarnos al mundo, sino al contrario, para integrarnos mejor y reconocernos nosotros mismos en nuestras propias capacidades, en nuestras propias aptitudes.
Porque usted, Presidente, va a coincidir conmigo que hace ya casi 200 años tuvimos triunfos políticos y militares que permitieron la independencia de nuestros países, la constitución de las repúblicas después del yugo colonial, pero si bien tuvimos triunfos políticos y militares, tal vez comenzaron allí otras derrotas, lo que yo llamo la pérdida de las batallas culturales, porque tal vez muchísimas elites, fundamentalmente de los pueblos de habla hispana, comenzaron a creer que lo nuestro no valía, que no teníamos valores, que lo importante era lo que venía de afuera, con categorías de pensamiento diferentes a las latinoamericanas; que todo lo que tenía color, que todo lo que podía ser criollo en la verdadera acepción del término, no servía, no valía, que valía lo de afuera, que solamente si éramos reconocidos desde afuera podíamos valer algo nosotros. Y creo que hay en esta etapa de América latina una batalla cultural muy fuerte que estamos dando en reconocer nuestras propias categorías de pensamiento, nuestras propias experiencias políticas e históricas como gobiernos. Falta entonces que estos pueblos que han podido sobrevivir a la crisis del Estado liberal durante el siglo pasado y luego al neoliberalismo que azotó los años ´90, es hora de que estas experiencias, como por ejemplo la de mi país que ha transmitido un modelo de acumulación con inclusión social que nos ha permitido revertir índices trágicos en materia de desocupación, de caída del producto bruto, de miseria, de abandono de nuestra gente, comience también a ser valorado y reformulado en términos de categorías de pensamiento y en términos teóricos.
Me parece que esta experiencia que están haciendo los pueblos latinoamericanos, cada uno con sus identidades, cada uno con su historia requiere también un nuevo relato y una nueva batalla cultural, que es la que viene ahora y que es la que tenemos que dar para lograr además la mejor calidad de vida de nuestros representados, del pueblo.
La distribución del ingreso, junto a la necesidad de la formulación de proyectos nacionales para poder insertarnos exitosamente en el mundo, son las dos grandes batallas que tenemos que dar los latinoamericanos.
Y creo que en este ejercicio que hoy estamos haciendo aquí de articular, por ejemplo, tecnología, alta tecnología argentina para producir una obra de infraestructura que va a generar un esfuerzo económico importantísimo para el Ecuador, pero una producción importantísima en materia energética, nos está dando cuál es la clave.
Esta Hidrovía que podría transformar al río Napo en la vía alternativa transoceánica, que atravesara el corazón del Brasil y fuera al Pacífico -que recién me acaba de explicar el titular de la empresa la tecnología argentina permitiría operar los 365 días del año, de día y de noche a la Hidrovía- constituye un salto cualitativo formidable y sin precedentes; tecnología, inversión, pensamiento, producción latinoamericanos para latinoamericanos y para el mundo, porque esta es la otra gran diferencia.
En Latinoamérica nunca hemos tenido ideas expansionistas ni colonialistas; al contrario, hemos sido nosotros los colonizados. Por eso podemos tener una categoría de pensamiento de integración diferente tal vez a aquellas sociedades, a aquellos pueblos que a través de los siglos históricamente han ejercido un rol colonizador.
Creo que la etapa que se avecina en el siglo XXI signado, no me canso de repetirlo, por dos elementos básicos como son la energía y los alimentos, es lo que nos posisiona entonces en Latinoamérica en un lugar que tal vez no esperábamos, pero la historia se toma sus licencias, como digo yo, cambia los ciclos económicos y entonces es necesario agregar todo nuestro esfuerzo, toda la inversión, toda la inteligencia, puesta para lograr aprovechar esta oportunidad histórica que se nos ha dado.
Creo, presidente Correa, que usted lo comprende muy bien, por eso hoy estamos en este grado de ejecución y avance de cosas que empezaron en el gobierno anterior, pero como por ejemplo este emprendimiento de Coca Codo Sinclair, recién firmado el 7 de febrero y ya hoy comenzada su ejecución y su piedra fundamental. La Hidrovía de recién y tantísimos otros proyectos en tecnología agropecuaria, en la cual nosotros también somos un país de punta. Aprovechar nuestras aptitudes, nuestras virtudes, nuestras historias, para hacer sinergia latinoamericana y de allí ayudar a vivir en un mundo mejor, más seguro, más justo y más equitativo.
Tenemos el derecho a que se nos escuche porque durante mucho tiempo se escucharon otras voces que luego fracasaron y que casualmente en momentos de crisis comienzan a aplicar las recetas que siempre nos prohibieron y nos criticaron. En momentos de crisis en los países centrales hay una fuerte intervención de los bancos centrales, de los tesoros centrales para poder salir de la crisis. Esto nos tiene que enseñar por sobre todas las cosas a nosotros, los latinoamericanos, que muchas veces nuestras elites dirigenciales y fundamentalmente también algunos sectores de la intelectualidad, repitieron como loros lo que venía de afuera sin una experiencia crítica, que es lo que exige toda posición de un verdadero intelectual.
Así que, Rafael, felicitaciones, y a todos aquellos empresarios y funcionarios que han contribuido a realizar cosas, no solamente a contarlas o decirlas sino al compromiso de hacerlas, el agradecimiento de esta presidenta de la República Argentina y de todos los argentinos. Muchas gracias, muy buenos días a todos y a todas. (Aplausos)

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