domingo, 25 de mayo de 2008

discurso Lula!

Discurso del presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva en la Cancillería !
viernes, 22 de febrero de 2008


PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL, LUIZ INACIO LULA DA SILVA, EN EL ALMUERZO OFRECIDO EN SU HONOR POR LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER.

Excelentísimo presidente doctor Kirchner; excelentísimo presidente Raúl Alfonsín; excelentísimo señor Julio César Cleto Cobos, Vicepresidente de la Nación Argentina; excelentísimo señor Eduardo Felner, presidente de la Cámara de Diputados; excelentísimo señor Ricardo Luis Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema de Justicia; señores gobernadores; señor Mauricio Macri, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; señoras y señores ministros de la Argentina; compañeros ministros brasileros que acompañan a mi delegación; queridos amigos y amigas: volver a Buenos Aires, recorrer sus calles y encontrar a su gente, siempre es un placer para un brasilero que sea gobernante o no.
Para un Presidente como yo, que acompañó en estos últimos años al renacimiento de Argentina, este viaje posee una particular emoción.
Quiero iniciar diciendo que es un honor y una gran alegría ser recibido por la Presidenta Cristina Fernández, por sus ministros y por las altas autoridades de los poderes Legislativo y Judicial de este extraordinario país.
La esperanza que hoy anima a los argentinos, no es el resultado de ilusiones, no nace de la propaganda, no se alimenta de ardiles ideológicos o de retórica. La esperanza solo existe cuando las personas consiguen vislumbrar un nuevo horizonte y sienten en su cotidiano que este horizonte es alcanzable.
Argentina y Brasil son países con inmensos retos. El principal de ellos es garantizar a hombres y mujeres la dignidad que la realidad aún les niega. La presidenta Cristina y yo somos los primeros en reconocer eso, pero también no concebimos a la historia como fatalidad.
Al contrario, la historia de nuestros países, en esta fase positiva que estamos viviendo, es la construcción humana, en la cual se articulan la acción de los gobernantes con la volunta del pueblo.
Por caminos diversos pero convergentes, dejamos para atrás un pasado que combinaba a nuestras economías a la recesión o a un crecimiento incompatible con nuestras exigencias sociales.
Por décadas, millones de hombres y mujeres en nuestros países, fueron sometidos a experiencias irresponsables que lanzaron a millones al margen de la sociedad. Peor que todo, les sustrajeron sus esperanzas.
Cuando observo a la Argentina y al Brasil de hoy, siento cambios y, al mismo tiempo, observo el inmenso potencial para avanzar aún más para construir el desarrollo y la prosperidad en nuestros países. Veo que nuestros pueblos comparten el compromiso con la democracia y los derechos humanos.
Señora Presidenta: la alianza estratégica entre la Argentina y el Brasil es imprescindible para que alcancemos nuestros objetivos nacionales que solo tienen sentido caso de ser considerados como parte de un proyecto amplio de integración sudamericana. Por eso, mi convicción de que juntos tenemos que reforzar al MERCOSUR y forjar una integración consistente entre los países de Sudamérica.
Pero tenemos responsabilidades aún mayores, sobre todo cuando comienza a dibujarse un mundo multipolar conducido por los principios del multilateralismo.
Juntos podemos luchar contra el proteccionismo de los países desarrollados en la Ronda de Doha; juntos podemos dar un ejemplo de estabilidad al mundo, especialmente en un momento en que la especulación financiera en los países desarrollados amenaza a la economía mundial.
Señora Presidenta, querida amiga: mi visita de Estado es la ocasión, no solamente para afianzar la amistad inquebrable y la relación imprescindible entre nuestros países, sino que es la ocasión, sobre todo, para tomar decisiones concretas, como hicimos hoy, al firmar la Declaración Conjunta cuyo objetivo es darle impulso a proyectos emblemáticos de nuestra relación estratégica.
Vamos a avanzar sobre un satélite conjunto y a desarrollar proyectos en el área nuclear; vamos a mejorar nuestra integración física, cooperar más en energía, desarrollar proyectos conjuntos en el área de defensa y construir un espacio regional integrado; vamos, además, a continuar juntando nuestras voces a los que creen en el multilateralismo y en el fortalecimiento del derecho internacional, a seguir trabajando por la paz y la tolerancia entre naciones y pueblos.
Mi querida amiga Presidenta: Argentina y Brasil están juntos hoy y estarán juntos mañana. Nuestro futuro está en la integración. Estaremos juntos en la defensa de nuestras libertades, en la construcción de nuestra riqueza y en la creación de condiciones sociales más justas.
Sé que se trata de un brindis y sé que mi discurso tiene que ser corto y veo, por la fisonomía de la gente que está acá, que el hambre exige que concluya mi discurso. Sin embargo, tengo que improvisar durante dos minutos antes del brindis.
Tuve la ocasión de conocer al presidente Alfonsín en un momento de adversidad acá, en la Argentina, conocedor del rol que él y el presidente Sarney tuvieron en la construcción del MERCOSUR; tuve la oportunidad de conocer al presidente Duhalde también en un momento difícil para la Argentina, cuando le pregunté a Duhalde: "¿Quién va a ser el próximo presidente de Argentina?". Solo había candidatos conocidos en aquel entonces y el me dijo entonces, "Va a ser Néstor Kirchner". Y yo le pregunté "¿Pero quién es Néstor Kirchner?". Me dijo: "Es el gobernador de Santa Cruz, en la Patagonia.". Y meses después, Kirchner, era presidente de la Argentina.
Vamos a ser sinceros: con una Argentina desacreditada, una Argentina con problemas que parecían insolubles y pocos años después, aún para los poco creyentes, a todos aquellos que siempre están en contra, para que las cosas no funcionen, Argentina recuperó su extraordinario rol en la escena mundial, recupera su economía, recupera la autoestima del pueblo argentino y este hombre de Santa Cruz se transformó, probablemente, en uno de hitos de la historia de los presidentes de Argentina. (APLAUSOS)
Y un día, de la misma forma que le pregunté a Duhalde, le pregunté a Kirchner: "¿Quién va a ser tu sustituto acá, en la Argentina, ya que me dijiste que no ibas a presentarte a la reelección?". Y me dijo: "No puedo decírtelo, pero va a ser Cristina". (APLAUSOS)
Y hoy estoy acá visitando a la Argentina, en una visita de Estado, tratado condignamente por la Presidenta Cristina y por el pueblo argentino.
Muchas veces, lo que hace que un gobernante pase a la historia no es apenas su inteligencia intelectual, pero son los compromisos y las definiciones para quién queremos gobernar y de qué lado estamos. Si bien que somos de todos, porque fuimos elegidos para gobernar para todos, pero siempre hay un lado que necesita más del Estado, que necesita más del Gobierno, que son la gente que no consigue audiencias, que son la gente que no pasan ni siquiera delante del Palacio, pero son la gente que en los momentos más difíciles que pasamos en cuanto somos gobernantes, en el anonimato, sin pedirnos nada a cambio, son las personas que nos dan apoyo contra la incomprensión.
Muchas veces, una parte de la élite de nuestro pueblo que no piensa en cambios, prefiere vivir en la equivocación, en el error mientras que el presidente esté de su lado, en vez de vivir en lo correcto, aunque el presidente no sea de los suyos.
No sé Cristina lo que pasaste por tu campaña aquí, todos nosotros somos víctimas a veces de prejuicios y las mujeres son doblemente víctimas de prejuicios y el reto que vos aceptaste de ser presidenta de Argentina, elegida en la primera vuelta, sin la menor sombra de duda, enaltece el alma de la mujer argentina.
Decía el otro día en un encuentro en Brasil con los trabajadores que si a mi no me iba bien en Brasil, iban a pasar 150 años para que un obrero volviese a presentarse a la presidencia de la República.
Entonces, mi compromiso no es con mi mandato, mi compromiso es despertar la conciencia del pueblo de que cualquiera puede prepararse y presentarse a los cargos que antes de mí eran de tan pocos.
Vos, Cristina, tenés la responsabilidad de probar una vez más que las mujeres tienen que ocupar los espacios políticos que durante siglos les fueron negados a ellas. (APLAUSOS)
Tu gestión, como toda la vida de la mujer, que siempre tiene una doble jornada de trabajo, tiene un doble compromiso: en primer lugar, mejorar aún más aquello que fue hecho en el primer mandato de Kirchner, el pueblo espera eso; pero, ¿cuál es el segundo reto? Probar tú y Michelle Bachelet, que las mujeres no pueden perder tiempo, no pueden pedir permiso, autorización a sus compañeros para ser presidentas.
Tu rol es probar al mundo y a Argentina, que las mujeres están igualmente preparadas, o mejor preparadas, que los hombres para gobernar sus países.
Tengo confianza en que el éxito de tu gobierno y le pido a Dios que sea aún mayor que al de Kirchner, como espero que mi sucesor haga mucho más que yo. Pero tengo confianza, Cristina, que nosotros dos vamos a poder darle continuidad a la relación exitosa que Kirchner y yo establecimos entre Brasil y Argentina.
Siempre vamos a tener diferencia, siempre vamos a tener intereses diferentes, siempre va a tener pequeñas diferencias, pero nuestra grandeza, como respeto a las aspiraciones de argentinos y brasileros, es probar que las pequeñas diferencias, las diferencias de menudeo son mucho menores que las concordancias que tenemos al por mayor.
Por eso, deseo pedir a todos los presentes un brindis, un homenaje a la compañera Cristina Fernández y al pueblo argentino por la calurosa recepción y por la buena recepción que le dieron a la delegación brasilera.
Querida Cristina: que Dios te mire con ojos generosos de Creador, porque Argentina ya conoció la abundancia, ya conoció la pobreza y Argentina está teniendo una oportunidad extraordinaria y todos nosotros, argentinos en primer lugar, y sudamericanos en segundo lugar, tenemos la obligación de contribuir para que Argentina y América del Sur conozcan el desarrollo y la justicia social que una pequeña parte del mundo ya conoce.
Por eso, felicidades compañera Cristina. (APLAUSOS)

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