Presentación de Plan Nacional de Seguridad Vial !
miércoles, 06 de febrero de 2008
PALABRAS DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER EN EL MARCO DEL PLAN NACIONAL DE SEGURIDAD VIAL
Veo algunas caras que las vi también el año pasado, precisamente el 15 de agosto, cuando se suscribió el convenio entre la Nación y las provincias en materia de seguridad vial.
Me acuerdo que algunos padres y algunas madres con mucho dolor, me preguntaron si esto se iba a poder cumplimentar, porque en el convenio que se firmó en esa oportunidad y que ha reseñado Florencio recién en su excelente exposición, estaban precisamente los ejes que hoy estamos planteando, desarrollando y profundizando aún más.
Es natural que preguntaran y que dudaran, porque muchas veces la gente siente que ante anuncios, por todas las cosas que nos han sucedido en estos años a los argentinos, en estas décadas, luego no se cumplían.
Hoy estamos aquí, desde el Estado nacional, desde las instituciones públicas instrumentando y comenzando a operativizar esto que requiere dos cambios como bien señalaba Florencio hace unos instantes: un cambio institucional que se da con la contribución del Poder Legislativo que va a participar en el diseño de la política a través del tratamiento de la modificación de 4 capítulos y 38 artículos de la ley que estamos enviando para que sea tratada también en sesiones extraordinarias. Les quiero decir que vamos a ampliar el temario de extraordinarias para que también pueda tratarse esta ley.
También desde el Estado vamos a actuar a partir de la operativización de la articulación, porque esto va a exigir una gran articulación entre el Estado nacional, las provincias y los municipios. Porque la gran noticia es además, que esto no produce una absorción de las funciones de municipios y provincias en materia de expedición de carnés o licencias de conductor, sino que por el contrario, lo que hacemos es fijar una regla general e idéntica para todos los argentinos, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego en cuanto a licencias de conducir; esto es en cuanto a las aptitudes, las condiciones, los exámenes que deberá tener cada uno de los hombres y mujeres que tengan un carné de conducir.
También va a haber una armonización de la legislación vigente, porque muchas veces hay infracciones que en una provincia pueden constituir faltas y en otras no, como por ejemplo, estacionar de una determinada forma. De modo tal que también vamos a trabajar -ya lo estamos haciendo- en esa armonización. También va a haber, obviamente, una tipificación nacional uniforme en cuento a faltas y sanciones homogénea para todo el país.
Es una cuestión no ya técnica, sino simplemente de racionalidad y además, porque los números que tenemos en materia de siniestros nos indican, por ejemplo, que el 52 por ciento de los accidentes se producen en rutas nacionales; el 25 por ciento en rutas provinciales; el 10 por ciento en autopistas y el resto, en calles, en cortadas, en esquinas, etcétera, y fundamentalmente además, porque por esas raras curiosidades, no se producen en las zonas peligrosas: el 68 por ciento de los accidentes se produce en las rectas. Por eso también la causa de muertes son choques frontales por invasión de carril y porque muchas veces la recta da confianza al conductor de que puede circular a alta velocidad.
Hemos abordado el problema con carácter científico; hemos analizado las causas de los siniestros; hemos indagado e investigado acerca de qué es lo que venía fallando fundamentalmente en todo el sistema en lo que hace a la parte institucional y pública y esto es lo que estamos abordando hoy en este tratamiento: el rol del Estado, la responsabilidad de los Estados nacional, provinciales y municipales en una política adecuada de prevención de siniestros que causan, como lo veíamos hace unos instantes, 6.000 muertos por año, dolores y tragedias y para los que les gustan los números y la economía, importan entre 1 y 2 puntos del Producto Bruto del país por las vidas que se pierden y por todo lo que gira en torno a la pérdida de una vida. Es la tragedia de una familia y en definitiva también, la tragedia, el dolor y una pérdida para el país.
Quiero complementar el tema diciendo que en junio vamos a incorporar 280 motocicletas especiales para patrullar rutas nacionales y a fin de año habremos obtenido 600. Estimamos que necesitamos como objetivo para patrullar todas las rutas nacionales 1.280 de estas motocicletas de alta tecnología. Además, contamos con el personal instruido que va a estar perfectamente identificado ya que el número de la patente de la moto deberá coincidir con el número que el agente deberá llevar en su chaqueta con nombre, apellido y fotografía, de modo tal que haya mucha certeza y mucha transparencia en todo lo que hace al control vial ciudadano.
Esta es la parte del Estado. Estaba la otra parte, la que mencionaba Florencio y que es la responsabilidad.
Ustedes saben que cuando di mi mensaje de asunción el 10 de diciembre, consideré que mi gestión iba a estar sentada sobre cuatro pilares básicos y no fue por casualidad que los dos primeros que anuncié fueron precisamente las instituciones, es decir, la institucionalidad, por un lado, y la sociedad, que es la otra gran protagonista, por el otro. Y aquí está la responsabilidad de todos y cada uno porque en pocos lugares como en el tránsito uno puede advertir un corte perfecto de la sociedad. En otros lugares, hay sectores por actividades o por grupos generacionales o por género.
Arriba de los autos van hombres y mujeres; van jóvenes y adultos; van profesionales y gente que a lo mejor no ha terminado ni siquiera su escuela primaria; va gente de muchísimos recursos y de medianos recursos y también hoy, por el gran auge del mercado de autos usados -se han comercializado 1.200.000 autos usados el año pasado- y nos cuentan desde los sindicatos que muchas veces en los patios de los talleres, de las fábricas, de los comercios comienzan a verse no ya las viejas bicicletas con las cuales el trabajador llegaba, sino también autos; hay militares, profesionales, empresarios con lo cual vemos que el corte de la sociedad, en cuanto a lo que señalaba recién Florencio, está en función a esa vocación de cierta anomia que muchas veces tenemos los argentinos de colocar en otros la responsabilidad.
La estadística que él mencionaba en el sentido de que el 80 por ciento cuando se lo interrogaba acerca de que si él manejaba bien respondía que sí, que lo hacía muy bien, y que cuando se le requería la opinión acerca de cómo manejaba el otro decía en la misma proporción -el 80 por ciento- que mal, revela esta cosa que tenemos todos de ver siempre la otra conducta y no la propia. Por lo tanto, el cambio cultural es imprescindible.
La otra cuestión que tiene que ver con aceptar el control por parte del Estado. Porque hemos visto que muchas veces cuando se intenta ejercer el control en materia vial, tal vez a través de métodos que todavía no tuvieron el suficiente consenso en la sociedad, todos comenzamos a decir que "bueno, no hay derecho a hacer tal cosa, no hay derecho a hacer tal otra" porque todos queremos que el Estado controle, pero que controle al otro, porque cuando nos empieza a controlar a nosotros mismos, entonces ahí sentimos como cierto cosquilleo, cierta susceptibilidad frente a lo que consideramos una invasión del Estado en la esfera de la decisión de lo privado.
Si observamos, por ejemplo, los siniestros, vemos que del 100 por ciento de los accidentes, el 67 por ciento está a cargo de automovilistas con diferentes categorías de vehículos y solamente el 30 por ciento en camioneros y el 3 por ciento en micros. Si a esto le sumamos que vamos a exigir la ubicación de GPSs en todo lo que sea transporte público y de carga, creo que se va a eficientizar mucho el tema del control.
Quiero insistir mucho en esto de la responsabilidad social, en la responsabilidad de todos. No significa diluir responsabilidades, pero en definitiva es saber la parte que cada uno de nosotros tiene que poner en el respeto al otro.
Yo les voy a contar dos anécdotas que me sucedieron en Alemania. En la primera visita que hicimos a Berlín acompañando al ex presidente Kirchner, la persona que conducía el auto doblaba para la derecha, para la izquierda, es decir, cosas que aquí en nuestro país significarían seguramente infracciones y le pregunté acerca de por qué no estaban categorizadas como infracciones. Me contestó que en realidad hay mucha libertad en cuanto a la norma de conducir porque hay mucho respeto hacia el otro. O sea, somos un país con un exceso de normatividad y un exceso de no cumplimiento de la normatividad. Es otro de los problemas que también tenemos.
La segunda anécdota que me pasó fue la siguiente: ustedes saben que en todas las comitivas donde va un presidente -por lo menos nos pasó en todos los países- uno se desplaza con autos de la Policía que van tocando su sirena o motocicletas, etcétera. La única vez que no nos pasó esto fue en Berlín. Era impresionante, porque iba la caravana que llevaba al presidente muy lentamente con motos pero sin emitir sonidos de sirenas ni ruidos y yo pregunté por qué era así, porque en todos los otros países que había visitado tenían sirena, ruido y me acuerdo que el alemán que estaba a cargo de la custodia del presidente se dio vuelta y me dijo: "Porque llegamos igual y no molestamos a nadie". Muy alemán por cierto, realmente me sorprendió.
Esto tiene que ver con lo que recién manifestaba Florencio en el sentido del respeto al otro y, esencialmente, el derecho del otro que me parece que es la característica más importante.
Por eso creo que lo de hoy, la participación del Poder Legislativo diseñando también esta política, los municipios, las provincias, en fin, todos articulando esfuerzos, nos permitirá cumplir ese objetivo.
Pero es imprescindible también el rol de la sociedad en esto. No basta únicamente con el esfuerzo o la inversión del sector público, porque si hay un lugar en donde la sociedad debe participar con actividad y con responsabilidad, es precisamente en el de la seguridad vial.
Yo estoy absolutamente convencida de que lo podremos lograr, tenemos que ponernos el objetivo de modificar comportamientos y conductas que durante mucho tiempo los argentinos tuvimos y nos hicimos daño; nos terminamos haciendo daño porque definitivamente en algún momento algo siempre nos roza de esos disvalores o de esas anticonductas.
Por eso quiero convocarlos a un esfuerzo colectivo para este Bicentenario, para alcanzar ese objetivo que nos hemos planteado de reducción del dolor y de la tragedia de tantos argentinos. Estoy convencida de que lo vamos a poder hacer porque hemos logrado cosas que hasta hace muy poco tiempo parecían impensables.
También los llamamos a todos a colaborar activamente en la auditoría de los resultados, en las modificaciones que tengamos que hacer, en las correcciones, no hay políticas perfectas ni planes perfectos, siempre hay que ir modificando y corrigiendo sobre la marcha. Pero no para decir "se equivocaron en esto", sino para decir "tenemos que mejorar esto porque de esta manera no funciona, hay que hacerlo de otra". Tenemos que discutirlo y si es necesario corregirlo, reformularlo y llevarlo adelante, como hacemos con las cosas de nuestra vida cuando nos damos cuenta de que nos equivocamos en una cosa, la corregimos y seguimos adelante.
Después de todo, se trata de vivir, y en definitiva, de vivir todos los días un poco mejor.
Muchas gracias y muy buenas tardes. (APLAUSOS)
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