Cristina Fernández de Kirchner 18 de Diciembre del 2007
…juntamente, el discurso del señor Presidente del Uruguay, donde ha reafirmado la querida República Oriental del Uruguay, su pertenencia, su identidad, su razón de ser en la Unión Latinoamericana, en el MERCOSUR.
Es una gran noticia, no solamente para nosotros que integramos el MERCOSUR, sino para todos los pueblos del mundo que conciben que las unidades regionales son algo más que un relato de buena vecindad, que son, por sobre todas las cosas, como dijo el presidente Lula en Argentina, la necesidad, la condición sine qua non para que podamos desarrollarnos cada uno de nosotros porque él, con muy buen criterio, cuando dio su mensaje con motivo de la firma del Acta del Banco del Sur, sentenció -creo que fue a nivel de sentencia- que nadie puede ser próspero, nadie puede tener bienestar en su sociedad si las sociedades que lo circundan, si las sociedades que están a su alrededor, viven mal o tienen demasiados problemas.
Creo que todos estábamos un poco cansados de leer en letra de moldes la muerte que se pronunciaba antes de cada reunión del MERCOSUR y de que era una cosa casi formal.
Usted, presidente Lula, se queja porque dice que somos malos padres porque estamos criticando al hijo todos los días, que le vemos defectos, que tiene la nariz larga o que no se peina bien. En realidad no somos nosotros lo que lo criticamos.
Hay fuertes intereses internos y externos y también en algunos sectores de nuestros propios países, una suerte de ceguera cultural hacia todo lo que nos es propio. Pueden observar con admiración y beneplácito y describir cualquier otra unidad en cualquier otro punto del mundo, pero basta que aquí, en casa, en lo nuestro, nos pongamos de acuerdo y decidamos reunirnos para que inmediatamente tengamos críticas. Hay una suerte de desprecio a lo propio y casi de subordinación a lo exterior.
Me parece sencillamente que esta decisión de reafirmar pertenencias, tiene que ver no solamente con una cuestión económica, social o política, sino esencialmente cultural, mirarnos con mejores ojos a nosotros mismos como hacen ellos en los países centrales y desarrollados, mirarse con excelentes ojos ellos mismos y tal vez, querer exportar por afuera de sus fronteras lo que jamás han practicado adentro de sus propios países. Así que, bienvenida esta primera reafirmación de pertenencia histórica, cultural, económica y política al MERCOSUR.
La segunda, la salud de este MERCOSUR. Yo creo que hemos podido sobrevivir a lo que fue la tragedia neoliberal en América latina. El MERCOSUR pudo resistir a la adopción de políticas neoliberales en el Cono Sur donde fuimos una suerte de laboratorio, una suerte de conejillo de Indias, donde se experimentó que era posible hacer desaparecer al Estado, que el Estado no tuviera injerencia en absolutamente nada y que las sociedades sobrevivieran.
A duras penas pudimos sobrevivir a lo que fue la década del neoliberalismo en América latina y el MERCOSUR pudo hacerlo, con lo cual tenemos una primera garantía de anticuerpos suficientes y buenos en este MERCOSUR que pudo superar etapas muy difíciles, en algunos casos como en mi país casi de implosión social, económica e institucional y aquí estamos, en un mundo y en una América latina sustancialmente diferente, donde por primera vez y no me canso de repetirlo, sus gobernantes se parecen a sus gobernados y comienzan a mirar hacia adentro, no para negarse hacia fuera, sino precisamente para reconstruir fuerza, tomar envión y poder comunicarse mucho mejor con el mundo.
Creo que hay desafíos muy importantes en esta etapa que se avecina. Está las de las asimetrías, que muchos de ustedes señalaron, pero también la de la integración productiva, tal cual lo charlábamos en nuestra visita bilateral a Brasilia a los pocos días de haber resultado electa presidenta de todos los argentinos. La integración productiva que presupone la construcción de cadenas de valor y, entonces, que los lazos entre los países no solamente sean de superar asimetrías, sino, esencialmente, de integración profunda. Creo que esta es una de las claves que nosotros tenemos que lograr.
El otro está dado en las obras de infraestructura, las obras físicas. Fundamentalmente esto no solamente tiene importancia en cuanto a dotar de infraestructura económica y social a nuestros países, sino también en la percepción más clara, más visible que tienen las sociedades ante las obras concretas.
Hace pocos días estuve en Paraguay visitando a mi querido amigo Nicanor y a Blanca -espero que no se enoje nadie por la mención- y, precisamente, fuimos a inaugurar una obra complementaria de Yacyretá, un canal muy importante, una obra que había sido demandada por la República del Paraguay a mi país a todos los gobiernos y que ninguno lo había hecho porque era una inversión importante y significaba que 50 mil hectáreas de arroceros paraguayos no fueran anegadas por la inundación de Yacyretá.
Es entonces donde las sociedades, a partir de hechos puntuales, concretos, que impactan en sus vidas cotidianas, en sus actividades económicas y sociales cotidianas, es donde los pueblos y las sociedades perciben con claridad las ventajas de la integración y de la cooperación entre los países. Creo que ahí también tenemos que apuntar mucho, a las obras de infraestructura que tenemos que realizar para que esto pueda ser percibido en toda su dimensión por las sociedades
Por supuesto, en esta presidencia pro témpore que iniciamos hoy en nombre de la República Argentina, vamos a trabajar fuertemente en el tema del doble arancel. Sé que hay impedimentos de carácter legal y muchas veces cuestiones técnicas, pero espero que mi carácter de abogada me pueda ayudar con un buen Código Aduanero de modo tal que podamos eliminar definitivamente el doble arancel que realmente perjudica y no nos permite consagrarnos como una verdadera Unión Aduanera. Es un límite claro, preciso y que vamos a abordarlo con toda fuerza en esta etapa que se avecina en este vecindario, como decía Tabaré, vecindario con obras y vecindario también con visitas. Muchas veces las visitas en el vecindario no ven con buenos ojos que los vecinos se unan y se lleven bien y, entonces, promueven acciones tendientes, precisamente, a intentar dividir, separar o que los unos y los otros nos concibamos como impedimento o algo molestos.
Por eso yo espero que en esta presidencia pro témpore que iniciamos hoy, podamos definitivamente incorporar a la República Bolivariana de Venezuela. Lo he dicho y lo reitero, la presencia de Venezuela en el MERCOSUR va a permitir configurar el cierre de la ecuación energética, clave, absolutamente clave, no solamente ya para la región, sino para el mundo en los tiempos que vienen y, por lo que uno puede mirar y por lo que uno puede prever a largo y a mediano plazo, también va a ser energía junto a alimentos, tal vez las dos claves que signen el siglo XXI, junto al conocimiento, paralelamente, un mundo con un conocimiento que prácticamente ya no conoce fronteras y allí está la frontera clara de la energía con todo lo que implica no solamente en materia de desarrollo, sino también de calentamiento global y todo lo que ello implica en cuanto a cambio climático y, al mismo tiempo, alimentos para pueblos que realmente carecen de ellos y necesitan que cada vez produzcamos más alimentos.
Creo que estos son los desafíos de este siglo que viene y creo que aquí en América latina, aquí en América del Sur, aquí en el MERCOSUR, tenemos estos tres elementos: energía, alimentos y también conocimientos. Creo que podemos trabajar mucho también en este desarrollo de la investigación y renovación tecnológica como un modo de poder agregar calidad y competitividad a nuestros productos en agroindustria, energía, en fin, en todo lo que pueda ser para el desarrollo de nuestras comunidades.
Así que, muchas gracias por la bienvenida, me siento muy honrada de ser la primera socia mujer del MERCOSUR, realmente espero representar bien al género y quiero, en este sentido, decir que no me siento representante únicamente de las mujeres argentinas, sino de las uruguayas, de las brasileras, de las paraguayas y también de las venezolanas.
Muchas gracias y muy buenos días.
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