Cristina Fernández de Kirchner 31 de Enero del 2008
Muy buenas tardes a todos y a todas.
En principio, escuchábamos al señor Intendente de la localidad de Tigre, una de las beneficiarias, como él mismo decía, pero no la única.
Miraba hace un rato el video y me vi sentada en el Parlamento, en mi banca de senadora, cuando discutimos precisamente la constitución de AySA como empresa y sociedad del Estado que representa y que da agua a 17 municipios de la provincia de Buenos Aires y a la totalidad de la Capital Federal.
Me acuerdo que tuvo dos aristas la discusión: la primera, el análisis del fracaso de lo que había sido el otorgamiento de la concesión de un servicio vital para la condición humana, para las posibilidades de vida digna como es el agua y el servicio de cloacas. La otra arista, fue la solidaridad de casi todas las provincias argentinas -con alguna excepción, siempre hay excepciones que son las que confirman la regla de la solidaridad en definitiva- porque claro, estábamos todos los argentinos haciendo una inversión y constituyendo una empresa muy fuerte que directamente era para la Capital Federal y la zona o región metropolitana que son los 17 municipios. En ese momento, alguno de los que nunca faltan, preguntó “¿Y por qué tenemos que pagarle nosotros a una parte de la provincia de Buenos Aires o a la Capital Federal el servicio de saneamiento y de agua?”. Una voz aislada absolutamente.
Lo recuerdo porque fueron las dos aristas que lideraron el debate y porque una de las cuestiones que yo dije fue que tal vez el servicio del agua fuese el más vital y paradójicamente, la gente que más necesita del agua y del servicio de cloacas es tal vez la que menos pueda pagar el servicio y la construcción que significa todo este tipo de obras. Esto no significa que nadie deba pagar, cuidado, sino tener una mirada social frente a amplios sectores de la población que necesitan más que nadie del saneamiento del agua potable y de servicios cloacales y que no pueden hacer frente al coste de las obras inicialmente.
Me acuerdo que aquellas fueron las dos aristas más importantes del debate, pero también hubo una tercera que planteaba si el Estado en un mundo donde habían imperado las ideas del Consenso de Washington, debía retomar un servicio de esta naturaleza. Y tomamos una decisión: la tomó el Poder Ejecutivo y la tomó el Poder Legislativo de la República Argentina. En definitiva, las instituciones asumían la necesidad de hacerse cargo de la demanda de calidad de vida, porque creo que también hay calidad institucional, cuando las instituciones se hacen cargo de estas cosas. Muchas veces, la calidad institucional solo se aborda desde un aspecto de las formas que también son muy importantes, pero creo que además de las formas que son importantes, el fondo y el contenido de las decisiones de las instituciones cuando son en beneficio de la sociedad, del pueblo es cuando cierran definitivamente el círculo de la calidad institucional que nos merecemos todos los argentinos.
Y precisamente, la constitución de AySA fue eso, un acto de calidad institucional desde lo formal y desde lo profundo, desde el contenido.
Yo escuchaba recién a su titular hablar de otra Argentina y de otro mundo. Su padre había sido también trabajador en las épocas en que uno sabía que iba a ser obrero en una determinada actividad e iba a morir siempre en esa actividad, no era el mundo globalizado de hoy, de cambio permanente de trabajo donde tanto cuesta acostumbrarse a esa incertidumbre de lo no permanente. Antes uno nacía y sabía que si iba a ser obrero ferroviario, moría como obrero ferroviario y si era obrero de aguas y servicios sanitarios terminaba como tal y así en casi todas las profesiones.
Era otro mundo, otro país, pero no significa nostalgia de aquel mundo, sino ver los cambios y asumir el desafío de enfrentarlos.
Lo importante frente a todos los cambios no es negarlos o lamentarse frente a los mismos, sino ver cómo los abordamos y cómo remontamos.
Esta inversión que hoy estamos haciendo todos los argentinos y que beneficia en forma directa a Tigre y a San Fernando y a San Martín, 3 de Febrero y Morón como aledaños, al dar mejor presión de agua, en definitiva termina mejorando a todos los beneficiarios, de la misma manera que cuando hacemos la planta de tratamiento de líquidos cloacales en Berazategui, estamos beneficiando también a los que tiran sus desechos, como por ejemplo la Capital Federal, en la provincia de Buenos Aires.
Porque también tenemos que aprender -y tal vez AySA sea el ejemplo- que todo esta concatenado con todo y que todos tenemos que vivir bien, no solamente vivir bien en un círculo selecto porque finalmente, cuando se termina viviendo bien en un círculo selecto y lo de alrededor vive mal, al círculo selecto más tarde o más temprano ese malestar también le llega. Por eso creo que AySA es también un ejemplo de esto.
Finalmente, decía el señor Intendente en su intervención, que el proyecto estuvo encajonado durante mucho tiempo. Sí, estuvo encajonado porque una de las condiciones de la anterior concesionaria para poder comenzar a discutir el Plan Director, era aumentar las tarifas al 51 por ciento para todos los usuarios. Esa y otras cosas fueron sucediendo y finalmente se concluyó con la decisión soberana de la República Argentina, instrumentada por los poderes del Estado, de llevar a cabo la constitución de AySA.
Esta no es una obra únicamente de los vecinos de Tigre, de San Fernando o de la Capital Federal, es una obra de todos los argentinos porque se decide aquí, en la República Argentina, y en beneficio de su pueblo.
Muchas gracias y muy buenas tardes para todos. (APLAUSOS
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